Los deportes a motor cada vez se inclinan más hacia las iniciativas y bases sostenibles en la competición. Fórmula 1 quizá sea el más grande para muchos, y poco a poco ha dado pasos hacia alternativas verdes. Allí, Rob Smedley ha sido ingeniero de la categoría para varios equipos por 25 años, lo que le convierte en uno de los más experimentados para ese ámbito.
Actualmente trabaja como director de datos de sistema en el Gran Circo, lo que le da una visión única al momento de analizar la transición hacia un panorama sostenible, por ello, Airspeeder sostuvo una conversación nutritiva con el británico sobre la nueva y primera división 100% de eVTOL, entre otras cosas.
«Creo que es realmente interesante, un concepto brillante. Nuevamente es algo que cautiva la imaginación y es una gran oferta a nivel de participación de los fanáticos. Pero lo que es más importante, es una innovadora visión del automovilismo sostenible y una nueva forma de inspirar e involucrar a las personas», afirmó Smedley cuando se le preguntó acerca de Airspeeder.
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También, conversó sobre cómo la conducción autónoma puede cambiar el panorama de la industria automotriz de una manera única. Sin embargo, piensa que en materia de Fórmula 1, la combinación entre esfuerzo humano y tecnología son dos características inquebrantables que raramente puedan ser separadas de cara al futuro.
«Soy un gran partidario de la conducción y las carreras autónomas. Pero en el elemento humano te pone en peligro y esa experiencia al borde del asiento nunca desaparecerá. Esto es lo que hemos visto incluso recientemente en la F1, con dos pilotos de dos equipos diferentes luchando por el campeonato, lo que realmente lo hace entretenido para el espectador».
Finalmente, se refirió netamente a la sostenibilidad en los deporte a motor desde dos puntos de vista: financiero y medioambiental. «La mayoría de las familias simplemente no pueden permitirse el lujo de hacer karting a un nivel competitivo. Si está invirtiendo mucho en un deporte pero está a más de un segundo del ritmo, es desalentador y no tiene el efecto que el deporte debería tener en las generaciones más jóvenes».
Redacción | Ronald Ortega