La glucosa que proviene del azúcar podría hacer que las nuevas baterías de litio y azufre tengan una densidad energética que aumenta entre dos y cinco veces la autonomía total de los vehículos eléctricos.
Así lo destaca un estudio realizado en la Universidad de Monash, Australia, en el que investigadores demuestran que una base del elemento endulzante permite mejorar de manera significativa la duración de esta nueva tecnología, algo que permitirá dos cosas: que la autonomía se multiplique o reducir el peso de las baterías.
Según el profesor Mainak Majumder, autor principal de la investigación, será posible “viajar de Melbourne a Sidney sin recargar”, lo que supone una distancia real de casi 900 kilómetros.
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«En menos de una década, esta tecnología podría conducir a que vehículos como autobuses y camiones eléctricos puedan viajar tramos considerables sin recargar. También podría permitir la innovación en drones de entrega y agrícolas, donde el peso ligero es primordial «, añadió el científico.
El doctor Mahdokht Shaibani, segundo autor e investigador de Monash, destaca que si bien muchos de los desafíos en el lado del cátodo de la batería han sido resueltos por el equipo, todavía hay necesidad de una mayor descubrimiento en la protección del ánodo de metal de litio para permitir la adopción a gran escala de esta tecnología prometedora. La respuesta a esta incognita, podría estar a la vuelta de la esquina.
El estancamiento de las baterías
Según explica un análisis sobre el tema, publicado en Business Insider, en teoría, las baterías de litio-azufre podrían almacenar de dos a cinco veces más energía que las baterías de iones de litio del mismo peso. El problema ha sido que, en uso, los electrodos se deterioraron rápidamente y las baterías se rompieron. Hubo dos razones para esto: el electrodo de azufre positivo sufrió una expansión y contracción sustanciales que lo debilitaron y lo hicieron inaccesible al litio, y el electrodo de litio negativo se contaminó con compuestos de azufre.
El año pasado, el equipo de Monash demostró que podía abrir la estructura del electrodo de azufre para acomodar la expansión y hacerlo más accesible al litio. Ahora, al incorporar azúcar en la arquitectura en forma de red del electrodo, han estabilizado el azufre, evitando que se mueva y cubriendo el electrodo de litio.
El papel de la glucosa
Según los investigadores, permite que los electrodos se protejan del azufre, ya que este compuesto derivado del azúcar tiene capacidad para resistir la degradación de los sedimentos. Además, el punto positivo es que la glucosa es fácil de encontrar y es un material degradable, de manera que no genera toxicidad en la batería y tampoco aumenta el costo de producción.
Apoyo al proyecto
El proceso fue desarrollado por el equipo de Monash con una contribución significativa del grupo de investigación del Dr. Matthew Hill en CSIRO Manufacturing.
El Programa de Investigación de Baterías de Litio-Azufre de la casa de estudio fue apoyado por el Gobierno de la Commonwealth a través del Consejo Australiano de Investigación y el Departamento de Industria, Innovación y Ciencia. Asimismo, el trabajo también ha sido respaldado por Cleanfuture Energy, Australia, una subsidiaria del Grupo Enserv de Tailandia.
Enserv Australia espera desarrollar y fabricar las baterías en Australia, el mayor productor mundial de litio.
Redacción I Jhonattan González